De la Humildad
"Hay lecciones de humildad escritas con sangre, muchas veces escritas con la propia... "
Hace unos años, recién mudé con mi esposa que cambié la estufa. Vivíamos al momento en la Villa de Santiago, lo cual representó el leve detalle del tipo de gas para uso de la estufa, el cual en La Villa se trata de gas butano, o de tanque; a diferencia del gas natural entubado que te surten en el área metropolitana de Monterrey.
Fuime a El Cercado a buscar espreas para gas natural y un conector-reductor que acoplase a la nueva estufa. Con la finalidad de no cometer la mexicanada de decir "Al cabo esto es pa' indios" y hacerle al Mandrake sin consultar el manual de uso, me llevé el manual que acompaña a la estufa para no errar en el tipo de reductor de gas.
Revisé el manual, ahí estaba en el diagrama, necesitaba yo una campana reductora de 3/4 - 5/8. Tomé el manual, bajé del carro y me dirigí al mostrador.
"Hola, necesito espreas para gas butano y un reductor de 3/4 - 5/8 para gas", dije muy seguro de mí mismo.
"Híjole, d'ese no lo tenemos" respondió el dependiente.
"Bueno, entonces me llevo las espreas y por favor recomiéndeme un lugar donde pueda encontrar el reductor" repliqué con aplomo y mucha propiedad.
Me dieron indicaciones y me dirigí al siguiente negocio. Me recibió una chicuela que no pasaba de 13 años de edad según mi apreciación inicial.
"Hola, necesito un reductor de 3/4 - 5/8 para gas" dije de nuevo, muy seguro de mí mismo.
"¡Achis, ese no existe!" contestó la chavala haciendo mueca.
"Por supuesto que existe" dije, "por favor búsqueme uno de esos", respondí.
"¡Mmnooo! Ése no es lo que está buscando, tal vez el que ande buscando es el reductor de 1 pulgada - 5/16 ¿No?" Metió la mano a una caja de madera repleta de piezas de cobre y bronce, escogió un conector raro y lo colocó en el mostrador.
"No señorita, busco el de 3/4 - 5/8"
"Ya le dije que ése no existe" replicó una puberta medio impaciente
"¿Cómo no va a existir?" repliqué ya medio molesto
"¿Pues qué tipo de estufa tiene usted? ¿Es americana?"
"No, es una estufa Mabe MUY mexicana y con medidas de lo más estándar" contesté mordiéndome los dientes. "Mire señorita" le dije abriendo el manual y mostrándole la página "Este es el conector que necesito, ¿lo ve? Es un reductor de 3/4 de pulgada a 5/8"
"Es que ése nunca lo había oído mencionar" replicó en tono de extrañada, "A lo mejor le puede quedar el de media pulgada, pero se me hace que el manual está mal"
¡Blasfemaaaaa! tronó mi espíritu de ingeniero. Me imaginaba como todo un Moisés en el Monte Sinaí con truenos y relámpagos mientras sostenía en todo lo alto con ambas manos el Manual de Uso de Mabe escrito por el mismísimo dedo de Yahvé
"Mire señorita, Yo-Soy-Ingeniero, sé algo sobre medidas, y sé perfectamente que 3/4 es muy diferente a 1/2 pulgada. Si no tiene el mugre reductor, solamente dígame y ya."
"Mmmh" contestó la mocosa, "Una pregunta... su casa tiene gas de tanque ¿'erdá?"
"Sí" respondí sacado de onda.
"Y el conector que le mostré primero le queda muy grande ¿'erdá?
"Así es... y el que sacó al último estoy segurísimo que le queda muy chico"
La enana miserable metió las manos al mostrador y sacó una cocineta de dos quemadores, la volteó y me enseñó el conector de la parte posterior.
"¿Su estufa tiene un conector como éste?"
"Pues... se parece"
"Ah, pues éste es el tubo de 3/4, y si usted tiene la tripa estándar que sale del tanque de gas, entonces el de 1 pulgada le queda grande, y el de 1/2 le queda chico. El único reductor que queda disponible por eliminación es el de 3/4 - 5/16".
Me acercó la tan rehusada pieza...
"El manual está mal. Éste es el que usted necesita... ingeniero."
Mi Ego fue herido mortalmente por una arrojada y joven guerrera que no cedió un ápice en su propio terreno. Ocho años de carrera de ingeniería mecánica y experiencia en diseño de máquinas contra 13 ó 14 años viviendo enmedio de una ferretería la cual a todas luces se plantaba como el negocio familiar, incluso excluyendo toda la experiencia posiblemente trasmitida del padre... tenía todas las de perder.
"¿Cuánto vale esta pieza?" inquirió mi ego
"Trece pesos" dijo la niña de camisa a cuadros.
"Me la llevaré. Total, no pasa de que no le quede y regrese por la otra", dije despechado sintiendo como mi ego daba una última patada de ahogado.
"Sé que no va a regresar" golpeó el martillo en el penúltimo clavo en mi ataúd "¿Quiere que le haga una nota?"
"No gracias"
Salí con la cola entre las patas y me refugié en mi coche para lamerme las heridas. Llegué abatido a casa.
El último clavo en mi ataúd resonó en mi cabeza en la voz de la niña-amazona con sus palabras "sé que no va a regresar..." cuando me acerqué a la estufa y probé el conector.
Enroscó pefectamente. El manual de Mabe en efecto, tiene un error en el diagrama.
Mi ego sabe a cartón, amargo, duro, correoso y es difícil de masticar.
Esa noche, mi ego murió desangrado. Me lo tuve merecido.
En la vida, hay lecciones de humildad escritas con sangre, muchas veces escritas con la propia...