De los peldaños de la Escalera de la vida

He descubierto cosas nuevas a lo largo de mi vida.

Estos descubrimientos han hecho de mi vida algo intenso que disfruto todos los días.

Nada es imposible, si tienes el corazón y la determinación para llevarlo a cabo; y la conciencia de que los objetivos, las metas que valen la pena hacerlas o el objeto de tu deseo conllevan un precio, el cual hay que estar dispuesto enteramente a pagarlo; con dinero, con sudor, con dolor, con sangre, con esfuerzo, con tiempo...

Algunas metas cuestan más que otras.

Martin Luther King dijo, "No necesitas ver toda la escalera, solamente el siguiente peldaño". Viéndolo de otra manera, no necesitas ver todo el camino que te falta por recorrer para llegar a donde quieres, admira el paisaje, pon un pie delante del otro, un paso a la vez.

Aunque parezca que estás perdiendo la batalla, no hay que desistir, eres más fuerte de lo que pareces y posees más voluntad de la que estás dispuesto a reconocer. Esto, es un acto de conciencia, y si lo ves como tal, serás invencible.

Ayer, se me metió en la cabeza subir al Cerro de la Silla.

La última vez que subí fue hace 15 años y unos 22 kilos, cuando era más joven y menos bello. Pero recuerdo que la vista desde la plataforma del teleférico es fabulosa.

Invité a una persona súper-especial que quiero, que adoro, que aprecio y que, siendo regio de corazón, y habiendo vivido toda su vida en Monterrey jamás había escalado La Silla. Le invité a subir solamente hasta el teleférico, y cual infante de cuatro años manifestó su entusiasmo por la aventura y decidimos subir el mismo día de ayer. Me llevé mi cámara fotográfica.

Al principio la subida no es pesada, y no recordaba cuánta distancia hay desde el inicio hasta el teleférico. Me empecé a procupar a medida que el camino se volvía más tortuoso. Nos cruzamos con varias personas que hacen ejercicio diariamente, y preguntamos el dato; hay 2,550 metros de ruta que recorrer hasta el teleférico.

Nos encontrábamos en el paso de los 1,300 mts. cuando en el piso vimos el siguiente mensaje:

"No esperes ser alguien conocido, sino alguien que merezca la pena conocer"

Acertada inscripción de Mela... no sé quién es, pero me encantaría conocerla. Después de este sólido post-it empiezas a ver a los ojos a todos lo que se cruzan en tu camino, sonríes y saludas. Toda la gente es amable y saluda o regresa el saludo con una sonrisa.

Aprendí en la subida que cuando emprendas tu camino, no te preocupes si no llevas todo lo necesario, estamos tan mal enseñados y tan mal acostumbrados a que si no tenemos todo listo no podemos empezar, de modo que nunca empezamos ni emprendemos nada.

Descubrí lo siguiente, "toma tu rumbo, avanza un paso a la vez, la ayuda que necesites vendrá en el camino, y vendrá de quien menos esperas".

Un señor, a todas luces cincuentón venía de bajada, portando una extraño bastón; le pregunté qué era ese bastón y me dice "Es un hiker pole, lo puedes conseguir en Laredo, McAllen, en cualquier tienda de deportes, toma, te lo regalo, te servirá". Acto seguido me arrojó el bastón. Le dije "¿En serio?" y me contestó, "¡Claro! No te preocupes, tengo otro en mi coche, un bastón nuevo, y me muero de ganas de estrenarlo".

Le dí las gracias y le pregunté su nombre... "Rafa", contestó...

"¿Rafael qué? pregunté de nuevo... "Rafa, solamente Rafa" y continuó su descenso hasta perderse de vista en el recodo del camino.

Con bastón "nuevo" llegamos al teleférico, y tomé varias fotos, la puesta de sol es hermosa desde allá arriba.Me duelen las piernas y los pies, es el precio que estoy pagando, y créanme, el precio es pequeñito pequeñito. Valió la pena el esfuerzo.

Aprendí también que no importa la edad, ni el sexo, ni tu condición cuando se trata de llegar a donde tú quieres; de modo que no tienes excusas.

Descubrí que soy un chingón, un campeón, a winner, pero que no soy superior a nadie, porque todos tienen algo que enseñarme o que aún desconozco.

Aprendí que estoy hecho para triunfar... al igual que tú.


Siempre habrá nuevas metas, y el límite, es el cielo...