Sunday, March 12, 2006

De la Ley del Cuñado

Esta es una teoría que descubrí por accidente. La puse en práctica me dí cuenta en mi investigación de campo que aplica para todas las condiciones existentes habidas y por haber y se convirtió en Ley. Se aplica en defensa propia y por sentido común, más que por cualquier otra cosa.

La ley del Cuñado es simple, y para su correcta interpretación es requisito necesario e indispensable tener un IQ mayor al de un brote de brócoli. Además de tener legalmente un cuñado. Queda descartada la ley si no existe un contrato de sociedad conyugal sin importar la posesión de bienes, pero es necesario e imprescindible que en la familia política exista por lo menos un cuñado o cuñada.

La ley del Cuñado
"Cuando se trata de tomar una decisión o resolver cualquier situación donde el total de tu patrimonio o una fracción importante de ello está de por medio; nunca, NUNCA, JAMÁS DE LOS JAMASES le hagas caso a tu cuñado."

Aún si el sentimiento primordial en tu mente y/o corazón dicta que el cuñado tiene razón, o le encuentras lógica o validez a su punto de vista, repito; NO LE HAGAS CASO A TU CUÑADO.

Cuando no se aplica la Ley del Cuñado, seguimos su consejo y las cosas salen mal, es exactamente el momento perfecto para admitir abiertamente nuestros errores. Y tan es así, que lo declaramos en voz de cuello y a los cuatro vientos. "P...tamadre!! ¿Por qué #%*@& hice caso a mi cuñado? ¿Qué carámbanos estaba pensando?

(Pausa, mutis, lacrimosa leve, reality check, respiración que aumenta de ritmo y peligrosamente permuta hasta tornarse en hiperventilación... y por último la catarsis)

¡Aaahh, pero más pendejo soy YO por hacerle caso! ¡Quién me manda ser un perfecto imbécil para seguir un consejo tan estúpido!"

Nos atribuimos adjetivos calificativos bastante fuertes y nos sentimos tristemente merecedores de ellos: estúpido, imbécil, tarado, zope, tonto... por ejemplo y, el más socorrido de todos, PENDEJO; claro está, todos estos adjetivos son exclamados en grados superlativos o tienen tintes de perfección.

Lamentablemente la falta de aplicación de la Ley del Cuñado y a la experimentación subsecuente de sus funestas consecuencias es causal de rompimiento de lazos familiares, sobre todos los lazos con la familia política. Te sientes tocado, abusado, traicionado por elementos del círculo más íntimo de tu linaje social, sin importar el estrato socio-económico.

Estamos impedidos de manera total para atribuirle al cuñado cualesquiera de los apelativos mencionados en párrafos anteriores porque nos anotamos un gachísimo autogol; ya que al calificarlo abiertamente en el círculo primario familiar, tu cónyuge saldrá en defensa de la parentela... "Si mi hermano es un pendejo como tu dices, entonces tú eres el más imbécil de todos por haberle hecho caso... ¡La culpa es TUYA!" (Terrible golpe bajo a la autoestima en todos sus niveles).

Entonces el cuñado se convierte en una lacra social, un estigma familiar. Es un borracho, un vicioso, una carga, un mantenido, un vividor, un inútil, un aprovechado, un manipulador, un fracaso evolutivo que no merece perpetrar sus genes... una basura de ser humano. Nunca jamás será un pendejo ni sus conexos, porque esto equivale a colocar una pistola cargada en la sien y tirar del gatillo. Por supuesto, para todo lo anterior tenemos defensa. Obvio, jamás será bienvenido de nuevo en nuestra domus.

Claro, sabemos que la familia es la familia. Cualquier plática que tu cónyuge sostenga aparte con el hermano o hermana y que no te incluya, será vista como un complot que atenta contra la integridad de nuestro matrimonio. Maquinamos y llevamos a cabo nuestra venganza alimentada de nuestros celos, suposiciones, distorsiones de la realidad e información (a propósito) mal procesada. Y, a veces sin deberla ni temerla, nuestro cuñado recibe por nuestra mano y justicia divina, la muerte tribal.

Mientras transcurre el tiempo y no recapitulas, tu corazón se vuelve duro, negro y amargo como los papaches. Te tocan pleitos, separaciones, beso de Judas, madrinas, balazos, divorcios, pensiones alimenticias, vigilancia por parte de una dominatrix del DIF, órdenes de restricción... básicamente todos los males sociales en progresión hasta alcanzar una escala bíblica.

Hagamos un esfuerzo y tomemos conciencia de que se puede evitar toda esta miasma si aplicamos la Ley del Cuñado de manera expedita en cada situación (por supuesto, que lo amerite).

Si somos nosotros los que tomamos la decisión, metemos la pata, admitimos nuestro error, enmendamos y aprendemos la lección... descubrimos que: "Experiencia es lo que adquieres cuando no obtienes lo que quieres". Por lo tanto eres una mejor persona, más capaz, más madura... tu espiritu se ilumina; avanzas en la escala cósmica o kármica, te acercarás cada vez más al Christos, al Nirvana. Tu morada se convertirá en un santuario de sabiduría y reposo, un Shangri-La.

Si tienes cuñados, sólo tienes que seguir esta regla, la Ley del Cuñado; va de nuevo:

"Cuando se trata de tomar una decisión o resolver cualquier situación donde el total de tu patrimonio o una fracción importante de ello está de por medio; nunca, NUNCA, JAMÁS DE LOS JAMASES le hagas caso a tu cuñado."

La aplicación efectiva de la Ley del Cuñado te hace ser una mejor persona.

¡NO LE HAGAS CASO A TU CUÑADO!
(And don't think about it. Just Do It! )

3 Comments:

At Monday, March 13, 2006, Blogger Pablo Perro said...

cuentan los concuños?

 
At Tuesday, March 14, 2006, Blogger El Negro said...

La exposición mental a los consejos de los cuñados es la que realmente afecta. Los concuños no entran en esta categoría, no cuentan...

 
At Tuesday, June 20, 2006, Blogger : ) said...

Si lo he sabido antes !!!!!!!!!!!!!
Buenísimo post . De ahora en adelante es mi bandera !

 

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