Sunday, March 05, 2006

Para Leonor

Doña Leonor fue mi tía abuela.

Nunca se casó ni tuvo la dicha de tener hijos. Todo lo que tuvo fue un rincón donde sentarse en casa de su hermana, mi abuela; pues la deformidad en sus pies le impidió desarrollarse como una niña normal. Nunca jugó a la pelota, ni al trompo, ni a las canicas. No fue a la escuela, ni aprendió a leer y escribir.

De hecho, no fue conocida en su barrio. Su deformidad en la época en que vivió era considerada una vergüenza. Prácticamente mi abuela la heredó con todo lo poco o mucho que le pudieron legar sus padres.

Mi tía Noy, como le decíamos de cariño, no tuvo perjuicios, pero tampoco aspiraciones. Pocas cosas conocía, y pocas cosas la asustaban. Entre ellas quedarse sola, que se fuera la luz, o que no le amanecieran juguetes en Navidad porque se portó mal según mi abuela.

Recuerdo muy bien que era buenísima para limpiar frijoles. Cuando había que hacerlo se movía de la sala al comedor, paso tras paso con sus pies torcidos atravesando el pasillo, recargándose otrora en el ropero, otrora en el trinchador hasta el comedor. Las hormigas junto a la pared y los caracoles la saludaban con aire de respeto, o de burla según la ocasión "¡Hola Doña Leonor! ¡Adiós Doña Leonor!"

Tenía la paciencia del mundo para limpiar las bolsas de grano prieto. Una paciencia natural que muchos padres, líderes, gerentes y políticos quisieran tener hoy; pues grano tras grano, frijol tras frijol iban de la bolsa al bote, haciendo antesala para ser cocinados.

Le gustaba ver la televisión, especialmente “El Chavo del 8”. Las noticias malas le entristecían. Recuerdo que al igual que a mí y mis hermanos, a mi tía Noy le caían gordo Viruta y Capulina. Se sentaba en su rincón junto a la puerta de la sala y disfrutaba de los programas.

Mi tía Noy era el meteorológico, las noticias locales, el periódico, la nota roja, el chisme del vecino, y la conexión inalámbica de noticias de la familia. Ella recordaba todo lo que escuchaba, y como tal lo repetía. Una magnífica reportera hubiera sido mi tía abuela.

Cuando fallecieron mis abuelos, nadie le quiso dar la noticia; incluso le dijeron que ellos seguían enfermos pero recluidos en el hospital, y le daban como jarabe la esperanza de que regresarían “un día de estos”, que no se preocupara porque cuidaríamos de ella y sobre todo no estaría sola.

Estuvo un tiempo en nuestra casa, y estuvo un tiempo con mi tía en otro barrio, en otra colonia. Un día, mi tía le dijo a mi madre: “Ya no sé que hacer con la Noy”. Mi madre le contestó: “¡Caray Licha! ¡Qué falta de imaginación! Agarra un bote de frijoles y métele un puño de arroz, dile que sin querer mezclaste los granos y que no te diste cuenta; pídele que te haga el favor de separarlos”, y así lo hizo mi tía, al pie de la letra.

Doña Noy se sintió de lo más útil, y separó hasta el último grano de lo que podría ser una buena olla de "Moros con Cristianos", pero a todo el que entraba de visita a casa de mi tía, Doña Noy le decía: “¿Qué crees que hizo la tonta de la Licha? ¿No creerás que se le ocurrió mezclar arroz con frijoles? ¡Pos' ni que se parecieran los granos! Yo tuve que separarlos de nuevo porque la Licha ni eso pudo...”.

La llevaron a pasear al parque de la colonia una tarde y salió la luna llena. Mi tía Noy desde su silla de ruedas preguntó con su voz de niña a mi madre y a mi tía: “¿Esta luna llena que se ve aquí es la misma que se ve desde la ventana de la casa de la Madero, o es otra?”. Mi madre cuenta como ella y su hermana se vieron mutuamente, y ante inconmensurable ingenuidad se les llenaron los ojos de líquidos sentimientos .

Falleció ya vieja Doña Leonor y se fue al cielo, esperando siempre el regreso de su hermana del hospital. Aún guardo muchos recuerdos de ella, muchos buenos, algunos nostálgicos y algunos tristes. Mi tía Noy, como le decíamos de cariño, tuvo un alma sin mácula, el alma más pura e inocente que he conocido...

2 Comments:

At Saturday, May 13, 2006, Blogger Alicia said...

Tu historia es conmovedora. Quizá porque yo también tenía dos tías abuelas, que eran algo así como tu Noy.
Me pregunto si aún hay alguna persona en este mundo que sea feliz simplemente sabiendo que es útil a los demás, que es necesaria para alguien.
Separó arroz de los fríjoles, pero seguro que fue mucho más que eso lo que dejó.
Cuida el recuerdo de ella siempre.
Mi hija se llama como ella.

 
At Wednesday, July 05, 2006, Blogger : ) said...

Que hermoso post y que bella la forma de contarlo , mi mente vivió paso a paso la historia .

 

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