The Ultimate Power

Esta mañana me acabo de dar un agarrón con mi hijo.
Se me echa encima, luchando contra mi ser.

Soy el mostro, el villano, la criatura, el portavoz de la Liga del Mal...

Él es el Súper Trooper-Power Ranger-Teen Titan-Caballero Jedi, Jinete de Dragones y verdugo de los mismos... campeón de la Liga de la Justicia.

Más que la pelea física que a la vista es marcadamente desigual, la batalla es de ingenio. Ambos poseemos vastos poderes para invocar criaturas y fuerzas elementales para atizarnos. El campo de batalla es mi cama, un buen sitio para aventarnos de cabeza y darnos de almohadazos...

- ¡Tigres! -ataca mi hijo.
- ¡Elefantes! - repelo el ataque.
- ¡Fuego! - evoca Cristóbal con ambas palmas.
- ¡Agua! - respondo con el contrahechizo.
- ¡Fuego griego! - lanza de nuevo el ataque, ya que gracias a Reed Richards de los Cuatro Fantásticos aprendió que el agua no apaga ese fuego químico.
- ¡Cero absoluto! -respondo con firmeza; aún cuando mi hijo no capta el concepto, la certeza con la que se escucha mi invocación le convence que he bloqueado su ataque...

El combate toma tintes de anime estilo "Caballeros del Zodiaco".
- ¡Garras de sangre! - brinca mi engendro con las uñas por delante.
- ¡Puño resplandeciente! - apoyo mi puño en su pecho deteniendo su felino asalto.
- ¡Ataque bajo la piel! - grita el enano mientras intenta meterse por debajo de la camisa de mi pijama para hacerme cosquillas.

Lo tomo por el cuerpo, le volteo de cabeza y le aplico un suave martinete contra el colchón mientras mi magia lo flagela... - ¡Martillo cósmico!

Mi hijo se incorpora, se me echa encima, forcejeamos, "me derriba", y antes de que yo reaccione invoca -¡Lluvia de meteoritos!- mientras me propina almohadazos duro y a la cabeza...

Luego la cosa se pone seria. Cristóbal redobla el ataque.

- ¡Pulpo gigante! - ataca.
- ¡Miríada de Calamares! - respondo.
- ¡Tiburones blancos! - continúa.
- ¡Rémoras del Atlántico! - (nada que ver el nombre del océano, pero se oye con madre)
- ¡Ballenas azules!
- ¡Arpones de caza!
- ¡Tornado! - mi hijo gira las manos provocando el elemental de aire.
- ¡HURACÁAAN! - invoco levantando las manos al techo ostentando mi poderío.

Gracias al Discovery Channel mi hijo conoce la diferencia en la escala. Él mismo da un par de giros y sólo se azota en el colchón, pero rápidamente se incorpora.

- ¡ERUPCIÓN! - contrataca mi hijo.
- ¡Terremoto y Tsunami! - Hago trampa en un doble ataque, sabiendo que éste precede al primero. Lo tomo y lo sacudo para posteriormente darle una voltereta.

Mi niño se pone de pie:
- ¡¡CORAZONES DE AMOR!! - se lanza mi hijo con ambas manos por delante.

Me quedé helado... me voy de espaldas, no hallo cómo detener tan singular ataque. No sé qué responder. No hay magia, ni poder más grande que el que mi hijo acaba de lanzar.

- ¡Te he vencido papi, no hay nada más poderoso! -

No me queda más que sentirme vencido en la batalla de ingenio, abrazar a mi hijo y cubrirlo de besos.

Me encanta mi hijo...

[PS: Nunca me cruzó por la cabeza, méndigos Cariñositos, son bieen poderosos]